09/10/2024
Fue a ver a su banda de rock favorita y se encontró con una venganza oscura: lo que cuenta Reynaldo Sietecase
Fuente: telam
El periodista, poeta y narrador argentino escribió “Que sea rock”, un relato donde el fanatismo conecta a un hombre y su víctima de abuso en un pequeño pueblo bonaerense. Lo que comienza como una historia común, pronto se transforma en una revancha de la víctima
>Un viejo rockero que, aferrado a su pasión como si el tiempo no pudiera alcanzarlo, viaja solo a un pequeño pueblo perdido en la llanura bonaerense para ver a su banda favorita. “Estás grande, Esteban”, le dicen los amigos. Lo que parece una escapada para aferrarse a su gusto musical ―y a su juventud―, poco a poco revela una historia mucho más oscura. Detrás de unos ojos marrones se esconde una venganza que late hace años.
Esta es la historia que narra Que sea rock, un cuento policial inédito del escritor y periodista Ahora, en diálogo con Infobae, Sietecase dice, contundente: “Quería escribir sobre una venganza”, un tópico que explora hace tiempo. “Hace años que me interesa este tema, que atraviesa a toda la literatura desde la antigüedad y que ya visité en algunas de mis novelas”, agrega.En Que sea rock, el pasado es un elemento importante en la construcción del cuento. “El pasado es el pasado y, en este caso, es siniestro”, afirma el autor. Para él, siempre es más desolador para la víctima, y en esta historia en particular, esa oscuridad del pasado es lo que motiva la venganza.
Antes del cuento Que sea rock publicó Pendejos, y de ocho libros de poesía, muchos de cuyos poemas fueron recopilados en las antologías Nadie es de nadie y Lengua sucia. Además, en No hay tiempo que perder reunió una selección de sus crónicas.
Sietecase también escribió Kamikazes. Los mejores peores años de la Argentina, sobre la década de los Kichner, y el ensayo fotográfico con Desnudos de vidriera: imágenes de los maniquíes del barrio de Once acompañados por un poema.Que sea rock comienza con un encuentro inesperado: “Abrió los ojos y vio la cara del pibe muy cerca de la suya. ‘¿Sabés quién soy?’”. Esteban, el protagonista de esta historia, no reconoce de inmediato al joven que lo despierta en la penumbra de esa habitación de hotel de pueblo, pero la tensión crece en cada línea hasta que el protagonista comienza a recordar.
El lector, que inicialmente puede empatizar con este hombre de 50 años, que sigue buscando en el rock una conexión con su juventud perdida, pronto descubre que Esteban no es un simple fanático nostálgico, sino un hombre que su fachada disimula que es un abusador. Pero ese joven, en esa habitación, lo sabe.En el cuento, hay pequeños indicios que preparan al lector para el desenlace: la fascinación de Esteban por el joven mozo en el restaurante, a quien describe como un “ángel” de boca sensual, revela algo más sobre su carácter que su simple gusto por la buena comida.
En el relato se cuela otro rosarino como Sietecase. A través de la frase “Para el cuerpo lo mejor”, que el protagonista de Que sea rock repite para justificar sus excesos, parece inicialmente un guiño inofensivo, pero pronto cobra un tono siniestro. Sietecase aclara: “La frase es de Alberto Olmedo, o por lo menos se la atribuyen. La escena con el mozo va generando el clima para entender que el tipo es un personaje oscuro y oculta cosas”.Leamos está publicando la colección Leamos Cuentos, que integran autores y estilos diversos.
Ya se pueden leer, por ejemplo, El hombre que quería matar a Pérez Reverte, del argentino Jorge Fernández Díaz, También está disponible El blues del comanche, del escritor peruano Pedro Medina León, queY también Lo mataron, no murió, donde la periodista argentina Patricia Kolesnicov ficcionaliza un caso real: un joven recibe un disparo en la calle, en medio de un robo. No muere, sin embargo, pero queda en estado vegetativo. ¿Hay que hacer todo para prolongar su vida? El joven es confinado al “Departamento de Velorios Prolongados”. Pero pasarán muchas cosas hasta un inesperado final. El cuentoFuente: telam