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11/01/2025

El lado humano de un árbitro: gestión del estrés, toma de rápidas decisiones bajo presión y convivencia con la crítica

Fuente: telam

Por estos tiempos, los jueces deben lidiar con dilemas éticos, presión social y emociones intensas en cada partido de alto nivel

>Hace rato que el fútbol dejó de ser únicamente una disciplina deportiva para convertirse en un fenómeno económico, social y político. En este contexto, el árbitro también se vio absorbido por esta realidad compleja.

Un árbitro, aunque entrenado para mantener la calma, no está exento de las emociones intensas que se generan en un partido. Basta solo con imaginar un clásico lleno de tensión, donde un gol en el último minuto podría definir el campeonato o un descenso de categoría.

El público suele ignorar el esfuerzo que implica el trabajo de un árbitro, quien debe recorrer entre 9 y 12 kilómetros durante un partido promedio, y a menudo en intervalos de alta intensidad. Para lograrlo, los árbitros de élite deben tener una condición física comparable a la de los jugadores profesionales. Una apertura constante al aprendizaje y a la actualización que emana el legislador.

Mentalmente, los árbitros también entrenan su capacidad de concentración, control emocional y manejo del estrés. Muchos recurren a psicólogos o coaching deportivos que les enseñan técnicas como la visualización, una herramienta clave para anticiparse a las situaciones críticas del partido. Si un árbitro no sabe cómo manejar sus emociones, un error podría convertirse en una espiral de presión, que se puede saber cómo empieza, pero no cómo termina.

El arbitraje no solo se basa en aplicar reglas; se trata de interpretar situaciones en fracciones de segundo. Esto a menudo lleva a decisiones polémicas que, cuando se analizan en cámara lenta, pueden parecer erróneas.

El árbitro no solo debe lidiar con los jugadores, sino también con millones de espectadores que lo observan y juzgan en momentos de tensión y pura pasión. Esta presión social no termina al final del partido; a menudo persiste en redes sociales e incluso con amenazas de muerte.

El árbitro de Países Bajos Björn Kuipers confesó haber recibido amenazas de muerte tras un partido de la UEFA Champions League, lo que demuestra la fortaleza emocional que se requiere para lidiar con la crítica y la agresión hacia su figura. En el ámbito amateur, esta presión también se experimenta, y muchos árbitros jóvenes abandonan la profesión debido a insultos y agresiones físicas por parte de jugadores, entrenadores y del público, que no saben cómo sobrellevarlas.

La introducción del VAR (Asistencia Arbitral por Video) transformó el fútbol y la percepción del arbitraje. Aunque esta tecnología ayuda a reducir los errores evidentes, también generó debates.

El arbitraje enseña habilidades que van más allá del deporte. La toma de decisiones rápidas y la gestión del estrés son esenciales. Un árbitro que comete un error durante un partido debe ser capaz de dejarlo atrás y concentrarse en lo que sigue, sin quedarse atrapado en la falla. La resiliencia es otra lección fundamental.

El arbitraje, al igual que la vida misma, exige preparación, intuición y un control emocional impecable para enfrentar desafíos impredecibles. A menudo es una labor invisibilizada y, en muchas ocasiones, injustamente criticada.

La introducción de la tecnología en el fútbol moderno puso de manifiesto la complejidad del arbitraje. Si bien redujo los errores, también incrementó la presión sobre los árbitros. Hoy en día, sus decisiones son analizadas a través de cámaras, ángulos y velocidades por millones de espectadores y que esperan una perfección inalcanzable.

“Solamente un árbitro puede entender a otro árbitro”.

Fuente: telam

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