Prof. Norberto Ovando
Presidente
Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)
Experto Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y,
Educación y Comunicación (CEC)
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)
Esmeralda 605 – piso 4
CP. 1007 – Buenos Aires
El fuego es una herramienta usada por el hombre desde tiempos inmemoriales. Se
empezó a utilizar como herramienta agrícola en la prehistoria. A los antiguos métodos
prehispánicos del uso del fuego, se le sumó la exacerbada costumbre del viejo mundo,
de aplicar en el nuevo suelo americano.
El fuego para arreo y captura de presas fue común y en cierta medida continúa hasta
nuestros días. En la actualidad existen modernas herramientas para conseguir los
mismos resultados sin utilizar el fuego, eliminando las consecuencias negativas de los
incendios como la pérdida de fertilidad en el suelo.
Cuando se produce un fuego que no es controlado por el hombre tiene lugar lo que se
denomina un incendio. Si este fuego no controlado afecta a la vegetación que cubre los
terrenos forestales se origina un incendio forestal. Si encuentra unas condiciones
apropiadas para su expansión puede recorrer extensas superficies produciendo graves
daños a la vegetación, a la fauna y al suelo, causando importantes pérdidas ecológicas,
económicas y sociales. La variación climática suma otro factor para tornar más
impredecible la dinámica del fuego.
En las noticias suelen hablar más de la superficie quemada y poco o nada de las
personas que provocan los incendios.
En ocasiones se confunden algunos términos, como incendiario o pirómano. Que hay
detrás de los incendios intencionados.
Un incendiario no es un pirómano. De hecho no tienen nada en común salvo el daño
que generan. Según la Real Academia Española es un “adj. Incendiario/ria Que
incendia con premeditación, por afán de lucro, por maldad o sencillamente por
estupidez”, o sea una persona que incendia con intención de causar daño y sacar
algún tipo de beneficio. Los incendiarios son personas plenamente conscientes de sus
actos.
Razones de los incendios intencionados
Los incendios forestales ocasionan importantes daños al patrimonio natural y a bienes
públicos o privados, o generan situaciones de peligro para la integridad física de las
personas que pueden acarrear la pérdida de vidas, convirtiéndose en delitos de suma
gravedad.
En nuestro país el 90% de los incendios tiene su origen en causas humanas, de mano
malintencionada. Dentro de este porcentaje las causas son muy variadas, algunos de
ellos son por negligencias o descuidos, otros son intencionados (70% de ellos)
provocados por incendiarios. El restante 10% se produce por causas naturales.
Cerca de 25.000 focos, ya quemaron el 20% de la superficie que abarca el Delta e
Islas del Paraná; 6.500 focos de incendios forestales, que afectaron a más de 11.000
hectáreas en el Chaco y 40.000 hectáreas carbonizadas en la provincia de Córdoba, un
crimen ecológico producto de los incendiarios.
Con estas condiciones: altas temperaturas, baja humedad y viento persistente, el
incendiario sabe que tiene más posibilidades de éxito y que las condiciones de
propagación son más favorables, lo que le anima a actuar. La notoria falta de control
también actúa como un aliciente.
Hay que resaltar que no todo fuego intencionado es provocado por un incendiario. En
ocasiones estos fuegos empiezan con la quema de rastrojos, que en situaciones
desfavorables, se convierten en imposibles de controlar. Por ello es importante reducir
este tipo de prácticas y tener en cuenta que el fuego es un elemento que no obedece a
órdenes humanas.
Muchos de estos incendios intencionales los generan malos agricultores y ganaderos
que quieren eliminar la vegetación para tener terrenos limpios para sus negocios.
Estas personas prenden fuego a la zona que les interesa limpiar, pero el alcance de las
llamas se les va de las manos. También se apunta a la modificación de los usos del
suelo.
Menos elevado es el porcentaje de casos de quema de vegetación nativa para
aprovechar el terreno para la promoción inmobiliaria, aunque también se han
producido. Por ejemplo, el diario La Capital de Rosario con fecha 06 de agosto de 2020
titula, “Una empresa rosarina presentó un pedido de excepción para lotear terrenos en
las islas”.
Si por el fuego desaparece la vegetación que se protege, ya no tendría sentido
proteger el lugar y por consiguiente, “liberarlo” a intereses económicos de variada
procedencia.Ciudadanos de Córdoba, se preguntan preocupados que sucederá con
estas áreas que se protegían por la presencia de flora nativa, ahora que ésta deja de
existir.
Resulta extraño que no se preparen planes de prevención y monitoreo de estos hechos
teniendo en cuenta que repetidamente se suceden cada temporada de seca y en
sectores de características vegetales similares.
El incendio forestal supone uno de los principales problemas ecológicos. Es uno de los
fenómenos delictivos más necesitado de nuevas técnicas que aumenten su tasa de
esclarecimiento.
Se conocen casos de incendiarios atrapados infraganti en esta actividad y sin aplicarles
justicia se los libera. Estos lamentables hechos ocurridos, son un revés a los esfuerzos
de los bomberos y brigadistas, pero también a las familias de aquellos caídos en
servicio por cumplir con su deber. Quiérase o no, estas situaciones afectan el ánimo de
algunos componentes de los equipos que están combatiendo los fuegos en la primera
línea, exponiendo su salud y hasta vida, para salvar la naturaleza, a los ciudadanos,
sus bienes y sin las leyes necesarias.
La Asociación Amigos de los Parques Nacionales pide no encender fuegos en el campo,
ni en ningún lugar, con el fin de no generar incendios forestales y no agravar la
situación de emergencia que vive nuestro país por la propagación de la COVID-19.
Conclusión
Es muy importante influir sobre el comportamiento del hombre para que adquiera
plena conciencia de lo importante que es mantener en buen estado el bosque y el
monte, y protegerlos de los efectos devastadores del fuego, para que se conserve y
mantenga la biodiversidad. Es necesario sensibilizar a los responsables de estos
incendios que el fuego no es bueno, ni para el monte ni para ellos.
Es necesario crear una red de vigilancia de seguridad para poder actuar rápidamente si
se inicia un incendio o si se observan actividades que puedan dar lugar al incendio, ya
sea por descuidos o intencionadamente.
Debe haber una marcada mejora en las leyes para penar con mayor severidad este
tipo de delitos.
Apagar los incendios es muy difícil y cuesta muchísimo dinero. Además, la vida de los
bomberos y brigadistas corren peligro en cada incendio.
Todos podemos colaborar en prevenir los incendios forestales.
* Presidente y **Vicepresidente
Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)
Expertos Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y,
Educación y Comunicación (CEC)
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)